FLUYE
Llevo un tiempo anunciando que estoy trabajando en un ebook gratuito sobre creatividad, de hecho, ya tengo hasta el título “Los siete pasos en busca de tu creatividad perdida” y estoy muy contenta con el resultado. Voy bastante adelantada y como no puedo esperar a que el ebook vea la luz, he decidido publicar un trocito para que puedas leerlo antes del verano.
He estado meditando mucho sobre qué trocito publicar y, al final, he decidido publicar el capítulo que se llama “Deja de controlar y fluye”. Me he decantado por este capítulo en particular, ya que creo que es uno de los capítulos más importantes del ebook y así te haces una idea de lo que estoy hablando. Espero que te guste.
¡Ah! Si quieres que te envíe el documento completo (cuando lo acabe), no te olvides de dejar aquí tu correo electrónico y así, además, estarás al día de las novedades.
DEJA DE CONTROLAR Y FLUYE

Fluye. Cuando me recomendaron que fluyese con la vida, por primera vez, puse cara de horror y pensé que la persona que me lo estaba diciendo estaba completamente loca. ¿Fluir? Pero si todo lo que había conseguido en la vida era a gracias al esfuerzo y al gran control que había llevado sobre cualquier situación (la mía y la de los de mi alrededor; no iba a dejar nada al azar, claro está).
De hecho, pensé que aquello sería lo último que haría en la vida. ¿Cómo iba a dejar el control a la vida o al Universo (llámalo como quieras)? Imposible. Así que envié el consejo a un rincón muy escondido de mi cerebro y así seguí, un par de años más, haciendo caso omiso del consejo y yendo por el camino que se suponía debía llevar.
Aquel no querer soltar me llevo a estar en una lucha constante durante años. Y lo único que conseguí con aquello fue que mermase mi salud física y mental de forma bastante significativa. Y, ¿por qué no paraste?, te preguntarás. Porque, al igual que te habrán dicho a ti, solo con esfuerzo y trabajo duro se consiguen las cosas.
Así estuve en una lucha encarnizada durante unos años más hasta que llegó el día en que me rompí. Me rompí por dentro y por fuera de tal manera que lo dejé todo; absolutamente todo. Dejé de trabajar, dejé de ocuparme de las cosas y me encerré en mi casa sin saber qué más hacer. Me había pasado la vida yendo a contracorriente para poder salir adelante y había conseguido acabar en aquella situación catastrófica, con problemas de salud, depresión y tres pelos mal puestos en la cabeza.
Tanto peso en la mochila casi acaba conmigo, así que no me quedó otra más que abandonar aquel control férreo y soltar. Y así me quedé desolada y yendo a la deriva, pensando que todo acabaría en una hecatombe sin precedentes, esperando mi final.

¿Y sabes qué ocurrió? Nada. Sí, sí, has oído bien: nada. De repente dejé de controlarlo todo y las cosas empezaron a resolverse solas. Todas aquellas crisis económicas que pensaba que iban a llevarme bajo el puente, no lo hicieron. El dinero fue apareciendo poco a poco y yo empecé a resurgir de mis cenizas con una mochila mucho más ligera y fácil de llevar.
Sí, eso ocurrió cuando dejé que la vida (o el Universo) me guiara, que todo empezó a resolverse como por arte de magia. Con esto no quiero decir que empezase a nadar en la abundancia, ni que todo pasase de la noche a la mañana, pero sí he de reconocer que mis días comenzaron a ser más agradables y mi salud empezó a recuperarse.
Así que, si tengo que darte un consejo en esta vida, si tuviese que elegir solamente una cosa para decirte, te diría: FLUYE.
Deja de resistirte. Si luchas por conseguir un trabajo (o por conservarlo) de una forma tan brutal que te consume por dentro, significa que la vida no quiere eso para ti. Si estás en una relación que te está costando cielo y tierra, está claro que no es buena para ti; prepara la maleta y vete con la música a otra parte.
Solo cuando aprendas a vivir sin intentar controlarlo todo, empezarás a ver que las cosas son más sencillas de lo que parecen. Empezarás a estar más relajado y abierto a los regalos que la vida tiene para ti.
¿No te das cuenta de que hay personas a las que parece que todo les sale bien? No es suerte, es simplemente que se dejan llevar adonde la vida les lleve. Estas personas no viven agobiadas por el control, simplemente fluyen, lo que les hace ser más positivos, más creativos y en definitiva más felices.

Y te estarás preguntando. ¿Qué leches tiene que ver todo esto con la creatividad? Como te dije en el capítulo anterior: absolutamente todo. El control absoluto es el peor enemigo de la creatividad. La creatividad surge desde el sentirse tranquilo y abierto a recibir. Si creemos que todo depende de nosotros, si creemos que solo con esfuerzo máximo se consiguen las cosas, estaremos muy alejados de ver la vida como un regalo y no estaremos atentos a todos esos mensajes, ideas, proyectos y demás que el Universo nos está mandando para que los pongamos en marcha.
Tu único camino para llegar a ser un ser realmente creativo es soltar y si necesitas una ayudita para ello pincha aquí para averiguar cómo conseguirlo.
Te veo en el siguiente post,
Carlota.