es esta protagonista de novela romántica
El primer post de la temporada lo dediqué a una pequeña investigación veraniega que hice en agosto (te dejo aquí el post A mí lo que me pone es… por si no lo has leído). Con esta investigación descubrí por qué me gusta leer romántica y además me percaté de otras cosillas, entre ellas que:
El noventa por ciento de las novela románticas que leo, me horrorizan.
Ala, ya lo he dicho. Sí, señoras, leo mucho género romántico, pero muchas de las obras que leo me parecen terribles. O como dice Inma Cerezo de forma mucho más fina: “… leo mucho, devoro libros, sobre todo de romántica, pero me enamoro poco.”
Y esto me hizo, otra vez, reflexionar. ¿Qué es eso que huele a chamusquina en las novelas románticas? Comencé a buscar el culpable en el protagonista masculino (siempre es más fácil echar balones fuera), pero pronto deseché la idea. Hay protagonistas masculinos que apestan, lee Los hombres de la romántica para saber porqué, pero enseguida me di cuenta de lo que más me echa para atrás en este género es la protagonista de novela romántica lerda. Abril Camino lo ha venido a llamar la protagonista gilipollas, pero a mí me parece un poco fuerte el término. Sin embargo, ahí está el quid de la cuestión.

¿Qué buscas en la lectura?
Tú lo que quieres cuando lees unan novela (o por lo menos es lo que busco yo) es meterte en la piel de la protagonista y vivir una gran historia: ya sea de amor, aventuras o fantasía. Ponte en situación: te has tomado tu tiempo para elegir una novela, el título y la portada tienen buena pinta, has leído la sinopsis y también mola, todo parece que va según lo previsto, te abres totalmente a la historia y de repente, sin previo aviso, resulta que la protagonista es una tía lerda que es incapaz de sumar dos más dos. No porque no pueda, cuidau, ella en realidad es superdotada, pero su falta de autoestima no le deja ver la realidad. Además, cree ser la mujer más fea del mundo (oye, que una protagonista de novela romántica fea sería un cambio de registro interesante, pero por desgracia no hablo de esto), nuestra lerda en realidad es una diosa griega a la que su maromo le compra un vestido de tropecientos mil petrodólares y ni así se ve decente en el espejo.
También tenemos:
- a la que no sabe qué hacer en la vida,
- a la que solo el príncipe azul puede salvar,
- la que se tropieza cada dos por tres,
- A la que trabaja en la oficina y lo mejor que le ha pasado en la vida es ir al gym los martes porque hay muchos cachas,
- Etc…,
Joderrrr, pero qué tostón. Ni siquiera yo que soy una catástrofe física e intelectual quiero leer algo tan terrible.
Tampoco soporto las vejaciones a las que son sometidas las protagonistas de algunas novelas románticas. Recientemente leí una en la que por circunstancias X los protagonistas tuvieron que mantenerse alejados un tiempo y por más circunstancias X (no demasiado justificadas, en mi opinión) el protagonista masculino se vio «obligado» a acostarse con otras. Cuando ella se enteró, lo comprendió perfectamente y casi hasta le da las gracias por haber saciado sus necesidades en el tiempo que estuvieron separados. ¿En serio? ¿Hay alguien que acepta pulpo como animal de compañía? ¿Tú te ves en esa escena? Porque yo sí me he puesto en le papel, y en mi escena solo hay dos desenlaces: el maromo volando por la ventana y haciéndose tortilla en el suelo o, en una versión mucho más light, rodando por las escaleras hasta el portal.

Sin embargo hay algo peor que una protagonista de novela romántica lerda
Después de desmoralizarme pensando que no podría haber nada peor que descubrir que hay protagonistas de novela romántica lerdas, me vino algo mucho más terrible a la mente. Algo que me hizo tirarme de los pelos y correr como una loca posesa por el pasillo de mi casa. Atenta…, en realidad, el problema no está en las protagonistas, está en las escritoras. Ala, Ya lo he dicho, que a gusto me estoy quedando, oye.
Solo tengo una cosa clara en esto de la literatura y es que: “Si no está en ti, no lo puedes escribir” y punto, no hay más. Así que todo este embrollo se resume en que no es que las protagonistas de novela romántica sean lerdas, sino que tenemos a un montón de mujeres con todo eso dentro de ellas. No me jodas fastidies, ¿en serio?
Lo que yo intento ofrecer
Yo quizás no sea la mejor escritora del mundo y, tampoco consigo construir los personajes más interesantes de la galaxia, pero lo que sí intento es que mis protagonistas de novela sean mujeres con una vida independiente. Que cuando se encuentran con el maromo de turno y se enamoran de él tras mil calamidades (porque lo que mola es sufrir por amor), ellas sigan teniendo una identidad propia. No renacen de las cenizas al conocer a un príncipe azul, no dejan todo lo que han conseguido en la vida por un hombre. Simplemente siguen siendo personas independientes que quieren compartir la vida con alguien que sume y no que elimine totalmente su visión, misión y valores. Ahora me dirás: «pues tienes protagonistas en tus novelas que cambian su vida por la relación». Sí, es verdad, no digo que no haya que hacer sacrificios por amor, pero ellas siguen teniendo una visión propia del mundo y toman decisiones valorando todas las opciones, no se les derrite el cerebro al conocer a su salvador.

Y esta es la literatura que quiero leer. Mujeres valientes que tengan una visión propia, mujeres que sacan al protagonista de atolladeros (y viceversa), mujeres que tienen un objetivo a parte de enamorarse y tener hijos. En definitiva, mujeres con un propósito.
Me he quedado más que a gusto escribiendo esto. Simplemente acabar diciendo que quizás si las protagonistas de novela romántica fuesen más proactivas, asertivas e independientes muchas más personas leerían el género, pero para leer, maltrato, vejaciones o mujeres lerdas… mucha gente piensa que es mejor no perder el tiempo.
Antes de acabar quiero dejar claro que hay un montón de novelas románticas en las que sus protagonistas son geniales, ¿ehhh? No te vayas a pensar que todo es terrible en la romántica. Y estas novelas sí que merecen mucho, mucho la pena. Aquí te dejo mis preferidas por si quieres echarles un ojo.
Nos vemos en el siguente post,
Carlota
Un comentario en “Pero vaya lerda…”
Coincido contigo en que hay que superar estereotipos de mujeres pasivas y dejar la «lerdez». Me me ha encantado tu post y me he reído a más no poder. Muchas gracias